Si la muerte me roba el reposo,
por divino y generoso comandamiento
No dejéis que con lágrimas
Aniquile la tristeza vuestra paz
O me habrá arrebatado,
la gloria de haber vivido
lo que conviniera el alto cielo.
Soberano en mi dolor,
Y de mi vida único dueño,
espero que la fortuna
le dé un motivo para latir a mi corazón,
y aunque con muchos años
no muera de viejo.
Para entonces la inmortalidad,
querré en vuestra memoria.
Y el olvido en la escoria
que sin venturosa mano o boca
a mis espaldas y sin ingenio,
pretende por el vicio de no callar,
pretende por el vicio de no callar,
ser mártir sin haber muerto
y es que:
quien tanto habla de los demás,
de sí mismo guarda silencio.
Por eso, conservad los recuerdos
que sostienen
el amor, la brisa y los colores
porque, como la lluvia de abril
esconde flores de mil olores
y amores
que no murieron...
LPF.01f85