De mi garganta la nuez
de mis ojos la niña
y de todos mis días,
de todos mis días la alegría,
hasta que la muerte nos separase
por encimarse la vejez.
Del silencio, los besos.
De todas las cosas, la más bonita.
y de todas las veces,
y de todas las veces la primera vez.
Así te quiero.
Así pensé que me querías,
pero entonces me olvidaste.
Y entonces yo sin querer te olvidé.
Te olvidé, sin el rigor y la fuerza
sin la valentía,
sin la valentía
de no volverte a ver.
Porque eras de mi alma la alegría,
de mi amor la sangre y la piel que le cubría.
Eras de mis pies la armonía
de mis ojos la niña
de mis ojos la niña.
Y de todos mis días,
lo que nadie jamás podrá ser.
LPF.01f85