miércoles, 21 de septiembre de 2016


Desde pequeño te enseñan a prepararte para lo peor. Así que de cierta manera, cuando te haces mayor, ya tienes algo de predisposición para ello. Aunque puede que nunca llegues a saber del todo o  a ciencia cierta que es lo peor que te puede pasar. Sobre todas las cosas porque muchos de esos momentos terminas por recordarlos con una sonrisa o porque simplemente entre ellos se suelen superar. Y para cuando maduras ya sabes que por duro que pueda ser cualquier momento por el que estés atravesando, siempre existirá la posibilidad de que podría haber sido peor, peor cuando pones en otra perspectiva, esa misma realidad.

Y la cuestión está, en que nos han enseñado a prepararnos para lo peor, sin embargo estamos bastante menos preparados para a pedir ayuda y en muchos casos para ni siquiera aceptarla. Haciéndote más fácil aceptar una falsa realidad o un destino plagado de fracasos, que la mano que te tiende, quien te quiere ayudar. De toda la vida "cuatro ojos siempre han visto mejor que dos".