Y ahora parece que el verdadero amor hubiese sido descubierto
hace muy poco tiempo e incomprensiblemente a la mayoría se nos hace urgente y a
la vez inmenso. Y todos creemos en el poder del amor y en amar libremente, pero muy pocos creemos
que un amor pueda ser para siempre… y desde entonces parece haberse convertido en las lágrimas más negras de Miguel Matamoros, en
el camino más transitado para alcanzar la felicidad o simplemente en un falso derecho. Augurando los más pesimistas, que el verdadero amor ha muerto... Pero basta una
palabra, una mirada, una sonrisa, para traerle de vuelta, para endulzar la
espera de quien sabe amar en silencio…
Y es que está
el amor tan ligado a la felicidad, que se puede amar y ser feliz, más no ser feliz
sin amor. Y por eso inconscientemente nacemos buscando el amor y tanto si lo
encontramos como si no, con el último adiós lo recordamos por encima de todas las
cosas como si fuera lo único real, como si fuera materia, algo tangible o mucho más que un
sentimiento… Y así morimos muchas veces, sin saber que el amor más grande jamás será el que
recibes ni el que mereces sino el que estés dispuesto a dar, a entregar como la más grande de tus posesiones, en dote. Y pasamos toda la vida buscando el amor, porque es el amor el único que puede percibir la belleza, pero sobre
todas las cosas buscamos el amor antes que la belleza, porque
no puede la belleza percibir a la felicidad.
LPF.01F85