Sin laureles
y entre las ruinas de un sueño prohibido,
marché para dejar atrás
un único surco en tempestuoso mar,
porque no he de volver jamás;
Sobre los pasos que hasta aquí me han traído.
Y me levanto a las puertas de la muerte
y mi propio castigo.
Por un amor que impele al corazón
a amarle sin razón,
mientras le evoca con cada suspiro.
Pues entonces habíamos sido,
más que la suma de todos los días y nuestros errores.
Más que el adusto silencio,
la cruel distancia y el gélido olvido.
Y lo sé, porque todas las cosas tienen reverso.
o simplemente porque este amor,
no muere con pedírselo.
Amor, Amor...
que pareciere que en todas las cosas estás,
cuando todas las cosas están conmigo.
Porque de todas las cosas emerges amor,
de lo dulce, de lo amargo
de mis memorias, del silencio y del olvido.
Y si para amarte amor he nacido
que no sea esta la última prosa
ni el último verso que te escriba.
Que no sea jamás mi pena de no tenerte,
tu castigo.
Porque de todas las cosas emerges amor
de cada parte, de cada rincón, de cada sitio.
Del aire, de los días de lluvias,
de lo dulce, de lo amargo,
de mis memorias, del silencio,
incluso del olvido.