No soy un mártir ni un héroe, no soy una víctima y jamás he pretendido
serlo. Soy un hombre que sabe lo que quiere y se esfuerza por merecerlo. Dadme
la espalda, ignorarme, pretended que no existo, si eso va a complementar
vuestra felicidad o les ha de permitir
ser un poco más felices en algún momento. Entonces he de estar conforme con
ello y lo he de respetar, aunque en el fondo sepa que la felicidad no es algo
que puedas anteponer a la voluntad, al deber de hacer lo correcto.