Después de un vendaval emocional la vida inminentemente te exige un cambio. El arte de vivir cada día puede ser una experiencia única e intensa en la medida que eres consciente de que cada uno de esos días puede ser el último y has de completarlo. Es bueno saber que la incertidumbre estará presente en el proceso, para que en la praxis de tus dogmas no encuentres una última verdad universal y absoluta que ejerza un poder descomunal sobre tu fe en las buenas artes y la agudeza del ingenio creador de quien quiso y pudo poner todo su empeño para lograr ese cambio. A sabiendas que el arte de vivir está en la libertad de poder elegir tu propio camino y de vez en cuando tener algún poder sobre la conciencia de tus estados.
Sin embargo quien hace de cada momento adverso o de las cosas que escapan a su entendimiento algo tormentoso. Jamás llegará a disfrutar de la metamorfosis del cambio. No puedes dar a tu vida un giro de 180º cada vez, porque la segunda estarás donde comenzaste sin poder evitarlo. Y una y otra vez volverás a la misma situación frustrante que te llevará a involucionar como ser humano y terminarás por saber mucho menos de ti mismo y ocultándote, acusando la suerte de cada resultado. Porque nada de lo que hiciste hasta ese momento importa, si hasta ese momento no has sido consciente sobre la necesidad de lo que debía ser cambiado.
No conservemos la soberbia y el orgullo de quien cree no haberse equivocado jamás, de quien pretende merecerlo todo y es tan hipócrita de esperar una recompensa por haberlo intentado tan sólo alguna vez. No te rindas, mil derrotas marcan el fin de una era, un cambio de estrategia, pero no significa que hayas perdido la guerra. No olvides que si luchas puedes perder, pero si no luchas estas perdido. Deja que sea tu energía positiva y no tus excusas la parte más activa de tu historia. Haz que cada día cuente, hasta el último. Y no pretendas vivir sin penas, porque también vivirás sin glorias.
La música es el lenguaje que me permite comunicarme con el más allá.
Robert Schumann