Mi forma de vivir ha escogido no darme tregua y entre un remanso de contradicciones a veces chapotean mis sueños y mi incapacidad de no claudicar ante el conflicto de lo que me representa ir hasta el final por el amor de una mujer. Y no me avergüenzo por ello, ni creo que debería hacerlo, aunque a veces no me resulte agradable, aunque a veces me parezca patético, aunque la mayor parte del tiempo lo haga en silencio, aunque me esté costando la fe y algún que otro sentimiento.
Mi forma de vivir ha escogido no darme tregua, pero el sol y el cielo han decidido hacerlo. Por eso cada mañana le doy vida a un amor tan fuerte que la voluntad de quien ha decidido no amarme, no puede romperlo. Puede que simplemente estemos en universos paralelos y que este amor necesite de alguna pastilla o alguna dosis de realidad que le traigan de vuelta al momento que debería estar viviendo. . A lo mejor es solo cuestión de irse a la cama en otra compañía y pretender que se está mejor disfrutando de la vida solo por algunos ratos de sexo y dejar que en ese remanso de placer y agonía se deshaga todo en lo que creo, por hacer caso de esos que dicen que un clavo saca a otro clavo, expertos en el tema con muchos clavos fueras, auténticos carpinteros.
Mi forma de vivir ha escogido no darme tregua por la desigualdad con que nos entregamos el corazón y los besos. Pero hoy mi alma no se congregará a gotas en las mejillas, hoy no hay canciones tristes que me abstraigan de lo que debo hacer. Hoy no le daré mil vueltas a esa frase en la que me decías que de la forma que tú me querías era imposible que alguien me pudiese querer. Hoy no cerraré ninguna puerta definitivamente, como tampoco asentiré fingiendo estar de acuerdo con quien me incita a perder la fe. Yo también puedo poner empeño en dejar de quererte, en pretender que no existes, yo también puedo o podría dejar de ser...