Hay tantas verdades absolutas como relativas. Suficientes como para convencernos a nosotros mismos sobre una misma circunstancia, realidad o dilema que justifiquen un comportamiento y el opuesto, siempre a conveniencia. Suficientes o tantas verdades absolutas o relativas que a veces te hace dudar incluso de lo más evidente. Sólo porque cada uno percibe una misma verdad de forma distinta como si de cosas diferentes se trataran. Por eso para algunos el pan siempre cae del lado de la mantequilla, sin embargo yo soy más de pensar que las cosas no siempre son lo que parecen.
Solemos confundir los conceptos y pensar que cuando muchas otras personas se refieren a la famosa frase “nada es para siempre", lo hacen desde el punto de vista de duración emocional. Y creo muy sinceramente que la base de este planteamiento se ha extrapolado a una síntesis errónea. Nada puede ser para siempre por la sencilla razón de que las personas no somos eternas, y conforme el ser humano nace, crece , se desarrolla, también envejece y muere. Es lógico que si físicamente no estás, contigo desaparezcan tus sentimientos y se atenúen los sentimientos que el resto de las personas sienten hacia ti, es sólo cuestión de tiempo.
He visto a muchas personas de diferentes edades, clases sociales, lugares de procedencia, enamoradas toda una vida. He visto sus amores cruzar fronteras, océanos, barreras lingüísticas y perdurar en el tiempo más de lo que una mayoría hubiese podido vaticinar He visto a los escépticos pedir perdón y pagar deudas morales, por apuestas inmorales. Por eso la frase "nada es para siempre “no debería ser extrapolada a un plano emocional, si no ser aplicada solamente al plano físico o a lo que a la materia se refiere. Solo así sabrás que es posible amar a la misma persona toda una vida o por el resto de sus días incondicionalmente. Como dice un cura cuando que auspicia un casamiento "En lo bueno y en lo malo, en la enfermedad y la salud, hasta que la muerte los separe"
